LA BENDICIÓN DEL DIÁCONO

Al finalizar la ceremonia de ordenación de un presbítero se tiene por costumbre que al ir a felicitarle por su nuevo ministerio se le besen las manos recién crismadas. Pues en el caso de la ordenación de un diácono es costumbre que cuando uno se benndiciendoacerca a felicitar al neodiácono pedirle la bendición. Ya San francisco, por humildad rechaza ser ordenado presbítero pero accede a ser díacono para poder bendecir. ¿Y qué tiene de especial la bendición de un díacono de la que carecía siendo laico? Pues los laicos no bendicen a la manera de los ministros ordenados. Cuando «dirigen» o «guían» una celebración de la Palabra o una Asamblea dominical en ausencia del presbítero (o del diácono), no se dirigen a la Asamblea con el «vosotros«, sino que se incluyen en la solicitud de bendición, («sobre nosotros«), santiguándose y diciendo: «El Señor nos bendiga y nos guarde...» sin hacer la señal de la cruz sobendiciendobre la asamblea. Tampoco utilizan la fórmula bíblica «El Señor esté con vosotros«., ya que la respuesta «Y con tu espíritu» alude a la imposición de las manos que ha constituido una persona en ministro ordenado. Habría que señalar que la bendición, en la liturgia, es un ritual por el cual un ministro ordenado santifica a personas o cosas para el servicio divino o invoca el favor divino, como sinónimo de alabar (Cf. Salmo 33, 1), expresando el deseo de bienestar espiritual (Cf. Salmo 127, 2), o la santificación o dedicación de persona o cosbendice rosarioa Cf. Mateo 26, 26). Cabe recalcar que las bendiciones son litúrgicamente hablando sacramentales, no son sacramentos por lo que no fueron instituidas por Cristo; no confieren gracia santificante; no producen su efecto en virtud del rito mismo ex opere operanto. La bendición invoca el apoyo activo de Dios para el bienestar de la persona, habla del agradecimiento, implica salud, provisión y felicidad en la persona que recibe buenos deseos de nuestra parte.
El ministro ordenado que las imparte es representante de la Iglesia según sus distintos niveles: El diácono imparte la bendición al final de las celebraciones litúrgicas, y en muchas otras celebraciones, como la bendición nupcial, y casi todas las bendiciones sobre personas o objetos del Bendicibendiciendo (2)onal. A los diáconos les compete, sobre todo, aquellas bendiciones que afectan a la comunidad a la que prestan su servicio. Un diácono «sólo puede impartir aquellas bendiciones que están permitidas expresamente para él por la ley» (can. 1169 § 3). Por ejemplo, a los diáconos pueden dar bendiciones en todas las celebraciones litúrgicas que presidan (Bautismo, Bendición Nupcial, Liturgia de las Horas, Exposición del Santísimo con Bendición Solmene, exequias, celebración de la Palabra o la comunión fuera de la misa en iglesias o llevándola a los enfermos, etc).
Por supuesto pueden bendecir medallas, estatuillas crucifijos o imágenes que se mostrarán en una iglesia o capilla, escapularios, rosarios, u otros artículosFoto 8 Diacono Juan José Silva Peralta de la Parroquia San Antonio de Padua de Monte Plata bendiciendo  la Sucursal utilizados en las devociones religiosas. Los diáconos también pueden bendecir el agua bendita, con el rito Novus Ordo, pero sólo fuera del contexto de la Santa Misa (obviamente en la Misa un sacerdote está presente). Los diáconos pueden bendecir las viviendas particulares, coches, rosarios, mascotas y también personas.
Algunas generalidades sobre las bendiciones
* Como norma, las bendiciones no deben hacerse sin presencia de, al menos, algún fiel.bendecir
* Debe catequizarse con claridad el sentido de la bendición, para evitar caer en elementos de vana credulidad o superstición. La bendición de los objetos no les otorga ningún poder extraordinario ni les cambia su sustancia.
Es mejor hablar de objetos bendecidos que benditos y distinguir entre objetos bendecidos (una casa o un rosario, por ejemplo) o sagrados (un cáliz o patena).
* Los signos que se emplean son: extensión, elevación o unión de las manos; imposición de las manos; señal de la cruz; aspersión de agua bendita e incensación.
* Las vestiduras litúrgicas a usar serán, para los ministros ordenados, alba y estola. En algún caso muy solemne, capa pluvial, y hay que subrayar que el diácono solo utilizará la dalmática en la Misa. El color será blanco o el del tiempo o fiesta litúrgica.

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Esposa de Diácono de la Archidiócesis de Madrid.

Publicado el 5 noviembre, 2014 en Formación diaconal. Añade a favoritos el enlace permanente. 5 comentarios.

  1. ¡Paco! ¡Gracias por dar a conocer esta maravillosa vocación en la Iglesia! Comparto… 😉

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  2. Muy bueno el artículo. Solo señalar que el diácono usa también la dalmática cuando preside la Liturgia de las horas (laudes y vísperas principalmente) y también en ellas da la bendición.

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  3. Según el diácono Greg la dalmática solo está indicada para acompañar al presbítero cuando usa casulla. Habrá que consultar a liturgistas:

    Una dal..¿qué?. La dalmática, la vestidura del diácono

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  4. Diacono Francisco, el diacono cuando bendice, puede usar indistintamente la estola cruzada sobre el alba, o la dalmática sobre la estola y el alba, aunque la instrucción redemptoris sacramentum indica que de preferencia siempre use la dalmática
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