¿Los diáconos puente y/o clero?

[0:32, 27/6/2020] David Jimenez Diacono Burgos: Del documento de la Comisión Teológica Internacional: El diaconado: evolución y perspectivas….
[0:33, 27/6/2020] David Jimenez Diacono Burgos: f) ¿Diaconado como función de mediación o «medius ordo»?

La atribución al diaconado permanente de una función mediadora o de puente entre la jerarquía y el pueblo había aparecido ya en las intervenciones del aula conciliar y en las notas de la misma Comisión respectiva[81]. Aunque la idea no pasó a los textos finales, de algún modo quedó reflejada en el modo de proceder seguido en LG 29: el texto habla de los diáconos al final del capítulo III, en cuanto grado inferior de la jerarquía, justo antes de abordar en el capítulo IV el tema de los laicos. El mismo procedimiento se halla en AG 16. La expresión «medius ordo» en cuanto tal, aplicada explícitamente al diaconado (permanente), se halla sólo en el motu proprio Ad Pascendum (1972), como traducción correspondiente de los deseos e intenciones que en el Vaticano II habían llevado a su instauración[82]. La idea ha conocido amplia difusión en la teología contemporánea, dando lugar a distintas variaciones en el modo de presentar la Función mediadora: entre clero y laicado, Iglesia y mundo, culto y vida ordinaria, tareas caritativas y eucaristía, centro y periferia de la comunidad cristiana. Merece, en cualquier caso, algunas precisiones teológicas.

Sería equivocado teológicamente identificar el diaconado en cuanto «medius ordo» con una especie de realidad ¿sacramental?) intermedia entre los bautizados y los ordenados: su pertenencia al sacramento del orden es doctrina segura. Teológicamente el diácono no es un «laico», el Vaticano II lo considera miembro de la jerarquía y el CIC lo trata como «sacer minister» o «clericus»[83]. Es cierto que al diácono le corresponde cumplir una cierta tarea de mediación; pero no sería teológicamente correcto hacer de ella el exponente de su naturaleza teológica o la expresión de su especificidad propia. Por otro lado, no puede ignorarse el riesgo de que la fijación eclesiológica del diaconado y su institucionalización pastoral como «medius ordo» terminen por sancionar y agrandar, a causa de su misma función, el foso de separación que pretendía abolir.

Estas precisiones teológicas no implican el rechazo completo de toda función mediadora por parte del diácono. La idea cuenta con apoyos en testimonios de la tradición eclesial[84]. Y, de algún modo, queda reflejada en la ubicación eclesiológica y en el lugar que la actual legislación canónica (CIC 1983) atribuye a los diáconos entre la misión de los laicos y la de los presbíteros. Por un lado, los diáconos (permanentes) viven en medio del mundo, con un estilo de vida laical (aunque también existe la posibilidad de un diaconado permanente de los religiosos) y con unas «concesiones» que no (siempre) son reconocidas a todos los clérigos y presbíteros[85]. Por otro lado, hay funciones en las que se integra conjuntamente a diáconos y presbíteros en las que ambos tienen la misma precedencia respecto a los laicos[86]. Esto no significa que los diáconos puedan ejercer por completo todas las funciones que corresponden a los presbíteros (Eucaristía, Penitencia, Unción de enfermos). No obstante, salvo en ciertos casos de excepción, a los diáconos se les aplica en principio lo que el CIC establece para los «clérigos» en general (cf. c.273ss).

El diácono es clérigo con todo lo que esto supone, es decir tan clérigo como el sacerdote y por tanto presencia de Cristo y pastor en sus tareas propias que por cierto son muy amplias. Esto es importante que se entienda porque ni somos medio curas ni ayudantes de cura sino ministros ordenados del obispo (jerarquía triangular)
Por otro lado nuestra condición de mediadores la tenemos por estar inmersos en el mundo (trabajo, familia) Es una parte muy importante que resaltan teólogos y magisterio. Esta condición no quita ni rebaja nada de lo que somos y estamos llamados a hacer en la viña del Señor. Más bien diría yo que es un reto muy bonito de gran aporte a la Iglesia y sus fieles.

Efectivamente. Son clero y con el Ministerio: LA PALABRA, LA MESA DE LA EUCARISTÍA Y LA CARIDAD. ESO SÍ. AL SERVICIO DEL OBISPO Y AL PRESBÍTERO QUE PRESIDE LA EUCARISTIA. CADA UNO TIENE MINISTERIO PROPIO.

Publicado el 28 junio, 2020 en Formación diaconal. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.

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